RANGÚN (AFP) — El general Than Shwe, jefe de la junta militar birmana que volvió a controlar la situación tras la sangrienta represión de los manifestantes la semana pasada, sólo recibirá el martes al enviado especial de la ONU para Birmania, Ibrahim Gambari, según el ministerio de la Información.
La misión de Gamabari tiene lugar al tiempo que una organización de defensa de los derechos humanos estimó en unas 1.500 personas los encarcelados la semana pasada, cuando las fuerzas policiales reprimieron las mayores manifestaciones antigubernamentales de los últimos 20 años en Birmania.
Según fuentes oficiales, 13 personas fueron muertas a balazos y varias decenas quedaron heridas en Rangún, mientras que algunos diplomáticos estimaban que el balance de las violencias es mucho más elevado.
Gambari, diplomático nigeriano, viajó a la nueva capital administrativa birmana, Naypyidaw, por segunda vez en 48 horas para ser recibido por Tan Shwe, pero la junta en el poder lo llevó a sobrevolar en helicóptero una remota región, el Estado de Shan (noreste).
"Gambari se encuentra aquí, invitado por el comandante de la división. Reside en el estado mayor militar", declaró este responsable en la ciudad de Lashio (960 km al noreste de Rangún).
Un responsable del ministerio birmano de la Información indicó a la AFP que el diplomático nigeriano sólo se reunirá el martes, en Naypyidaw, con el general Than Shwe.
De su lado la Casa Blanca expresó este lunes su "gran preocupación" por los informes sobre "violencia e intimidación" en Birmania, y urgió a la junta militar que controla el país asiático a permitir las protestas pacíficas.
Utilizando disparos al aire, cargas a golpes de porra y gases lacrimógenos contra los monjes budistas y los civiles indiscriminadamente, las fuerzas de seguridad lograron frenar las protestas y recuperar el control de la situación.
A pesar de las fuertes medidas de seguridad desplegadas en las calles, los habitantes de Rangún intentaban el lunes volver a su rutina diaria.
Muchas escuelas y comercios volvieron a abrir sus puertas por primera vez desde el miércoles, mientras los autobuses de línea recorrían de nuevo las calles, que habían sido cortadas por alambradas y soldados armados.
Las fuerzas se seguridad también empezaron a dejar entrar a los creyentes budistas en las pagodas de Shwedagon y Sule, dos de los principales lugares de reunión de las manifestaciones de los últimos días, que habían sido cerradas.
Mientras tanto, diplomáticos y grupos de defensa de los derechos humanos seguían intentando recoger información sobre los cientos de personas detenidas.
"Por lo menos 85 líderes de las protestas, más de 1.000 monjes budistas y entre 300 y 400 estudiantes y activistas fueron detenidos", afirmó Bo Kyi, secretario de la Asociación de Asistencia a los Presos Políticos (AAPP).
Además de la visita de Gambari, el viceministro japonés de Relaciones Exteriores, Mitoji Yabunaka, también llegó a Birmania el domingo para pedir explicaciones por la muerte de un periodista japonés por las fuerzas de seguridad durante la represión de las protestas el jueves.
Japón es uno de los principales donadores de ayuda a Birmania, pero el portavoz del gobierno Nobutaka Machimura afirmó que Tokio está considerando tomar medidas contra el régimen birmano.
Yabunaka se disponía a solicitar una reunión con altos responsables de la junta en Naypyidaw, así como con Aung San Suu Kyi, la Premio Nobel de la Paz y líder de la oposición, oficialmente bajo arresto domiciliario.
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