13/10/07
Monjes en Birmania revelan torturas físicas y psicológicas
Reprimidos a utilizar los sanitarios, a beber agua durante varios días mientras eran interrogados y golpeados en el rostro, esta es la vida que cientos de monjes budistas enfrentan al ser detenidos por la Junta Militar por el hecho de protestar contra la dictadura en la que viven, reveló uno de los religiosos que fue librerado tras varios días de cautiverio y que pidió el anonimato.
Reprimidos a utilizar los sanitarios, a beber agua durante varios días mientras eran interrogados y golpeados en el rostro, esta es la vida que cientos de monjes budistas enfrentan al ser detenidos por la Junta Militar por el hecho de protestar contra la dictadura en la que viven, reveló uno de los religiosos que fue librerado tras varios días de cautiverio y que pidió el anonimato.
El testimonio publicado por la Shan Herald Agency, grupo editorial que divulga información de los monjes de la etnia shan, quien recoge las palabras de este monje anónimo, señala como los primeros momentos detenido fueron “muy, muy malos”. Así, según sus declaraciones, permaneció retenido durante una semana en un antiguo instituto estatal al norte de Rangún.
La obsesión de los interrogadores no era otra sino sustraerles de su condición monástica: “Un interrogador nos dijo que ya no éramos monjes, sino hombres corrientes con la cabeza rapada”. El liberado señala como cuando alguno de ellos se refería a sí mismo como monje recibía una bofetada como respuesta.
Durante su arresto se les despojó de los hábitos azafrán que han dado nombre a esta revolución.
MORAL. La autoridad moral de los monjes ha sido su principal arma en esta revuelta y por tanto la obsesión de sus carceleros. Permanecían encerrados en pequeñas habitaciones estrechas, hacinados en grupo padeciendo el sofocante calor del monzón.
Sin sanitarios y sin cubiertos para el arroz ligeramente cocido que se les daba como comida pasó diez días retenido este monje prófugo.
Según su testimonio, las condiciones degradantes y los malos tratos se repetían durante los interrogatorios. Pese a todo, tampoco disponían de tratamiento médico para las heridas que les provocaban sus captores.
DIVERGENCIAS. Por otra parte, se informó en días pasados que la Junta Militar birmana tampoco tiene a todo los uniformados de su parte, ya que cinco generales y más de 400 soldados fueron detenidos por negarse a disparar y golpear a los monjes budistas y a otros participantes en las protestas de las últimas semanas en Rangún, según informó el The Jakarta Post.
Agencias en Bangkok
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