7/10/07

La Junta Militar de Birmania prosigue con las detenciones e ignora la presión internacional



La Junta Militar de Birmania (Myanmar) continúa con las detenciones masivas de monjes y civiles relacionados con el levantamiento popular en contra de la tiranía comunista. En total de 78 personas, que las autoridades militares llamaron "cómplices" de los manifestantes, fueron arrestadas tras varias redadas efectuadas el sábado en Rangún, escenario de las multitudinarias manifestaciones encabezadas por los monjes budistas. La cifra oficial de detenidos rondan los 2.700 mientras que las no oficiales se elevan a 6.000.

L D (EFE) Estas nuevas detenciones se producen mientras que la Junta Militar ignora la ola de condenas internacionales desatada a raíz de la violenta represión empleada por las autoridades comunistas para sofocar las protestas, y de la ofensiva diplomática que en el seno de Naciones Unidas intentan poner en marcha Estados Unidos, el Reino Unido y Francia.

Según el diario Nueva Luz de Myanmar, órgano de propaganda del régimen que preside el general Than Shwe, seis de los 78 detenidos fueron puestos en libertad tras ser interrogados por agentes de los cuerpos de seguridad.

La versión oficial estima en 2.700 las personas detenidas, entre ellas 573 monjes de monasterios de Rangún. Los arrestos empezaron el pasado 28 de septiembre a raíz de la puesta en marcha de una amplia operación para dar con el paradero de birmanos que fueron filmados o vistos durante las manifestaciones.

Sin embargo, grupos antigubernamentales y varios gobiernos de países occidentales con representación diplomática en Birmania estiman que la cifra real de arrestados se eleva a más de 6.000.

La cifra oficial de detenidos y el trato que reciben no han sido asuntos examinados por el Comité Internacional de la Cruz Roja, organismo al que la Junta Militar prohíbe el acceso a las prisiones y centros de detención montados en recintos militares y edificios gubernamentales.

El Gobierno birmano afirma que ha puesto en libertad a casi 1.600 personas y que diez murieron durante las cargas de los soldados y la Policía contra los manifestantes.

Pero fuentes de la disidencia birmana estiman que la cifra de víctimas mortales se aproxima a los dos centenares, y según relatos de testigos, creen que muchos cadáveres han sido incinerados en el tanatorio municipal de Rangún después de sacarlos en camiones militares de la prisión de máxima seguridad de Insein, situada a las afueras de la ciudad.

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