26/10/07
La ONU alerta de que la Junta Militar de Birmania sigue con la represión
Nueva York. (EFE).- El relator especial de la ONU para los Derechos Humanos en Birmania, Sergio Pinheiro, aseguró hoy que la Junta Militar de Birmania (Myanmar) no cesa de reprimir a la población por las manifestaciones a favor de la democracia.
Pinheiro señaló en un encuentro con la prensa tras entregar un informe a la Asamblea General que lo que más le "enfada es que la represión no ha cesado en ningún momento a pesar de las demandas internacionales".
"He recibido información de que sigue deteniendo a transeúntes y persiguen a quienes creen que participaron en las protestas", agregó.
El diplomático señaló que podrá realizar una evaluación más precisa de la situación cuando regrese de su visita de cinco días al país, que el régimen militar aprobó este miércoles después de negarle la entrada en varias ocasiones desde el 2003.
La fecha exacta de su viaje todavía está por determinarse, pero dijo que será entre la visita del enviado especial de la ONU, Ibrahim Gambari, la primera semana de noviembre y la cumbre de la Asociación de Naciones del Sudeste Asiático (ASEAN) del 17 del mismo mes.
Pinheiro aseguró que exigirá que se le proporcione acceso a las cárceles y a dirigentes opositores, o que de lo contrario se irá de vuelta, tal como hizo en el 2003 cuando descubrió micrófonos ocultos en la sala donde iba a entrevistar a presos políticos.
En su informe a la Asamblea General, el relator considera que la cifra de 10 víctimas mortales de la represión dada por los militares es "una infravaloración de lo que puede ser los números reales".
Según sus fuentes, entre 30 y 40 monjes budistas y de 50 a 70 civiles murieron a manos de las autoridades, mientras otras 200 fueron golpeadas.
En el informe, señala que una organización que no nombra ha colocado 775 nombres de detenidos o desaparecidos en una página de Internet, y se hace eco de las fuentes que señalan que los detenidos "en condiciones horribles" llegaron a los 3.000.
Pinheiro dice que ha logrado verificar que las autoridades emplearon armas de fuego, balas de goma, gas lacrimógeno, bastones de bambú, porras y hondas en la represión de las protestas, "lo que explicaría las muertes y las graves heridas que se han reportado". También constató el uso contra los manifestantes de sujetos de organizaciones civiles pro gubernamentales y milicias populares junto con la policía.
"Desde el inicio de la represión he seguido recibiendo preocupantes informes de muertes de presos, tortura, desapariciones, malos tratos y negativas a dar los detenidos comida, agua y cuidados sanitarios en centros de detención insalubres y abarrotados", recoge el relator en el informe. Cita a testigos que le han comunicado la ejecución de "asesinatos selectivos destinados a descabezar el incipiente movimiento" opositor que convirtió unas manifestaciones originalmente sobre la carestía de la vida en manifestaciones políticas.
El relator concluye en su informe que un requisito de una verdadera transición democrática es la liberación de líderes opositores y de los miles de detenidos en la reciente ola represiva de la Junta Militar birmana.
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