RANGÚN (AFP) — La junta militar birmana trata de dar señales de aplacamiento con una oferta de reunión con la líder opositora Aung San Suu Kyi, aunque éste y otros gestos podrían no bastar para disminuir la presión internacional, según los analistas.
Estados Unidos, Gran Bretaña y Francia, los tres miembros permanentes occidentales del Consejo de Seguridad de la ONU, hicieron circular el viernes un proyecto de declaración que condena "la represión violenta" ejercida contra los manifestantes por la junta militar birmana. Fue la última etapa del endurecimiento de la actitud de la comunidad internacional con respecto a los generales de Rangún.
El proyecto de declaración, que será discutido el lunes en el Consejo, condena "la violenta represión del gobierno de Birmania contra manifestaciones pacíficas, que incluyó el uso de la fuerza contra figuras e instituciones religiosas".
Pese a que el régimen birmano no acostumbra a hacer concesiones, entreabrió la puerta a conversaciones con la emblemática opositora y premio Nobel de la Paz, Aung San Suu Kyi. "El régimen trata de aplacar la presión internacional. La junta espera lograrlo, mientras que Naciones Unidas podría tomar sanciones tras el informe de Ibrahim Gambari", el enviado especial de la ONU en Birmania, estimó Wim Min, un especialista de Birmania establecido en Tailandia.
Según la televisión pública birmana, el jefe de la junta, el generalísimo Than Shwe, podría entrevistarse personalmente con Suu Kyi si ésta abandona su política de "confrontación" y de apoyo a la política occidental de "sanciones". La opositora birmana, por su parte, estaría dispuesta a examinar esta propuesta "positivamente", según declaró el viernes su partido.
"Es una señal ambivalente. Esto muestra que el generalísimo Than Shwe reconoce los llamamientos internos e internacionales al diálogo con Aung San Suu Kyi", agrega Wim Min. "Pero al mismo tiempo, las condiciones planteadas por el régimen (para este diálogo) no son realistas. Como si la junta no tuviera finalmente ningunas ganas de hablar con ella", según el analista. La televisión estatal mostró el viernes imágenes de Suu Kyi por primera vez en cuatro años.
En un gesto que puede interpretarse como otra tentativa de cambio, las autoridades birmanas restablecieron el viernes por la noche las conexiones internet, interrumpidas desde hacía una semana, antes de volver a cortar el servicio este sábado por la mañana al término del toque de queda. La junta birmana cortó la principal conexión a internet para restringir al máximo las comunicaciones con el exterior cuando se llevaban a cabo en el país las mayores manifestaciones antigubernamentales en los últimos 20 años.
La represión violenta de esas manifestaciones causó, según fuentes oficiales birmanas, al menos 13 muertos, entre ellos un periodista audiovisual japonés, y decenas de heridos. Pero el balance podría ser mucho más elevado según diplomáticos occidentales en Rangún, que han cifrado en centenares, o incluso miles, los detenidos.
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