8/10/07
Lejos de los disturbios, el noreste de Birmania es un paraíso del juego
MAIJAYANG, Birmania (AFP) — Lejos de la represión que vive el resto del país, el noreste de Birmania, fronterizo con China y controlado por una minoría opuesta a la junta militar, es un paraíso del juego, donde miles de chinos acuden a satisfacer su pasión por el azar.
Protegida por montañas de abundante vegetación y rodeada de campos de cañas de azúcar y arrozales, la pequeña ciudad de Maijayang se encuentra a sólo 20 minutos en motocicleta de China, por caminos de tierra llenos de baches.
El juego está prohibido en el gigante asiático y eso explica el éxito de un lugar controlada por la rebelión Kachin, una minoría étnica opuesta a los militares que gobiernan Birmania.
En Maijayang, el visitante se encuentra con restaurantes, hoteles, tiendas de piedras preciosas, salones de masaje y casas de apuestas. Todos los rótulos están escritos en chino. Ciudadanos chinos organizan excursiones para sus compatriotas.
En total existen 11 casinos, entre ellos el Inside International Entertaiment. Al lado de ruidosas tragaperras, crupieres chinos vestidos con traje marrón presiden las tablas de bacarrá y blackjack.
Las videocámaras de seguridad están presentes en cada una de las siete salas de este casino para vigilar a los clientes, mayoritariamente chinos. "Si los dados estuvieran trucados o si los clientes considerasen que esto no está administrado con profesionalidad, no vendrían", dice Michael Backman, un especialista de Asia que ha realizado investigaciones sobre los casinos de esta región fronteriza.
Según un hombre que ha trabajado para tres casinos de Maijayang, el juego está controlado por un mafioso chino de la ciudad de Ruili, en la provincia de Yunnan (sureste), a 45 km al sur.
Estos casinos, así como otros ubicados en otra ciudad un poco más al norte, Laiza, son muy populares después de que las autoridades chinas llevaran a cabo una redada contra el juego en Ruili.
Si bien los Kachin reciben sobornos para permitir estas actividades, algunos policías chinos parecen beneficiarse también de algunos pagos. "Todo el mundo se lleva lo suyo", dice un chino que no quiere ser identificado. "Es muy difícil para el gobierno chino controlar esto, puesto que necesitaría la colaboración de las autoridades birmanas, pero éstas no tienen ningún control sobre esta zona, administrada por la guerrilla Kachin", añade. China, no obstante, asegura luchar contra este fenómeno.
Por ejemplo, a comienzos de 2005, la policía china llevó a cabo una redada en otra ciudad de la región, un poco más al sur, controlada a su vez por otra minoría, los Shan. Estos últimos dieron su visto bueno a la operación policial, cuyo objetivo era Mongla, un centro del juego que estaba igualmente bajo control chino.
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