EFE/ADN - La nueva ciudad cibernética que construye la Junta Militar de Birmania (Myanmar) será empleada por ésta para controlar todavía más los contenidos de Internet y acallar las voces de la oposición en la red, denuncia hoy un medio disidente.
El diario digital "The Irrawaddy" informa de que la versión birmana de Silicon Valley, como la ha calificado el régimen, servirá de centro de operaciones para los censores de cara a las elecciones del próximo año.
La ciudad cibernética de Yadanabon, que se levanta a imagen y semejanza de Ciberjaya en Malasia, será la sede de Hanthawaddy National Gateway, compañía a la que se ha concedido el monopolio estatal para proveer servicios de Internet.
Hanthawaddy National Gateway es una filial de la china Alcatel Shanghai Bell Company y su socio local es Tay Za, uno de los empresarios más ricos de Birmania e íntimo amigo del jefe de la Junta Militar, general Than Shwe.
A finales de 2008, el régimen birmano sorprendió a muchos con el anuncio del proyecto de Yadanabon en un país donde apenas existe la alta tecnología, todavía se emplean teléfonos móviles analógicos y se empeña en permanecer aislado del resto del mundo.
La ciudad cibernética, en cuya construcción toman parte más de cien compañías de telecomunicaciones locales y extranjeras, se ubicará sobre un complejo de 4.000 hectáreas unos 70 kilómetros al este de Mandalay, la segunda ciudad más importante de la nación.
Dispondrá de un aeropuerto internacional que unirá la ciudad con China, la India o Tailandia, y está previsto que las obras finalicen el próximo diciembre.
Un año antes de los comicios, las autoridades birmanas ya trabajan a destajo para controlar el flujo de información en la red para garantizar la victoria del partido oficial, y ha bloqueado el buscador Google y las cuentas de correo electrónico de Gmail en los cibercafés de Rangún.
El Ministerio de Defensa birmano, a través de su departamento de guerra cibernética, ha desplegado a miles de funcionarios para peinar Internet en busca de opositores para impedir que suceda lo mismo que en 1990, cuando la Liga Nacional por la Democracia de la Nobel de la Paz Aung San Suu Kyi arrasó en las urnas.
Los generales de Birmania, una dictadura militar desde 1962, nunca aceptaron esos resultados.
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