17/3/08

ENFOQUE-Monjes de Myanmar, aún furiosos pero sin líderes

Por Ed Cropley

MANDALAY, Myanmar (Reuters) - Por debajo del barniz de serenidad y devoción religiosa, los monjes budistas con túnicas marrones de Myanmar, el motor de las protestas de hace seis meses contra la junta gobernante, están hirviendo de ira.

Algunos hablan de manera impulsiva sobre revolución. Otros incluso dicen estar listos para dejar su vida en un nuevo enfrentamiento entre los monjes, la autoridad moral de la antigua Birmania, y el crudo poder de los militares.

Pero los activistas a favor de la democracia, e incluso algunos monjes, admiten que la ofensiva sangrienta del régimen durante las marchas de septiembre quebró la red clandestina que, aunque brevemente, convirtió a los 500.000 religiosos budistas del país en una poderosa fuerza política.

Incluso la cercanía del auspicioso 8 de agosto de 2008 -el vigésimo aniversario del brutalmente reprimido levantamiento contra la junta del 8 de agosto de 1988- parece improbable que precipite otro desafío para los 46 años de ininterrumpido dominio militar.

"No se están haciendo planes porque la mayoría de los monjes activos están en prisión o han huido," dijo a Reuters un importante miembro del movimiento clandestino prodemocrático en un refugio en Rangún, la antigua capital.

Entre las 80 personas que la junta dice que todavía mantiene detenidas por las protestas hay 21 monjes, incluyendo U Gambira, de 27 años y un líder de la Alianza de Todos los Monjes Birmanos que jugó un rol desencadenante en las marchas.

El grupo de derechos humanos Amnesty International dijo en enero que 700 personas arrestadas en el operativo permanecían tras las rejas.

POLVORINES

A pesar de los arrestos, los monasterios de esta nación del sudeste asiático, algunos de los cuales son hogar de hasta 3.000 hombres jóvenes, siguen siendo polvorines políticos que podrían volver a hacer ignición ante la menor provocación.

Al menos 31 personas murieron cuando la junta envió sus tropas para reprimir las marchas en septiembre, pero esta lista de bajas de Naciones Unidas no incluye ningún monje, a pesar de los informes de que varios fueron muertos a golpes cuando los soldados irrumpieron en monasterios de Rangún y otros lugares.

Sitios de internet disidentes también publicaron imágenes de cadáveres mutilados de lo que parecían ser monjes, dando lugar a la más profunda indignación entre el clero y la gente laica por igual.

Ningún monje entrevistado por Reuters en los centros religiosos de Rangún, Mandalay y la cercana Sagaing dijo haber levantado la prohibición de recibir limosnas de parte de los miembros de la junta militar o de sus familias.

Conocido como "patam nikkuijana kamma" o "dando vuelta el cuenco de las limosnas" en Pali, el antiguo idioma del clero budista Theravada, el rito de 2.500 años de antigüedad es similar a la noción cristiana de la excomunión y es tomado muy seriamente.

Puede ser revocado en cualquier momento si a quienes se considera malhechores se disculpan y se enmiendan, algo que los generales han rechazado hacer.

"Si no se disculpan, daremos comienzo a nuestro movimiento," dijo a Reuters un joven monje de la ciudad costera de Sittwe, alegando liderar una red de 1.000 monjes y estudiantes deseosos de ponerle fin al deterioro del nivel de vida y la inflación galopante.

"La gente se está enfadando más y más. Su sufrimiento está empeorando días tras día y no pueden tolerarlo más. Si hay un nuevo levantamiento, los soldados dispararán y matarán y habrá otro baño de sangre. Pero estoy preparado para ir a prisión o morir," comentó en una ubicación secreta de Rangún.

A otros no les queda estómago para luchar.

"Espero que no pase de nuevo. El país está en paz ahora," dijo un monje de Mandalay.

REPOBLACION DE MONASTERIOS

Si bien muchos monasterios fueron cerrados en plena represión y miles de monjes desaparecieron, ya sea en prisión o de regreso a sus ciudades y pueblos natales, a la mayoría se les ha permitido volver a abrir.

Sin embargo, tres establecimientos disidentes en Rangún permanecen cerrados y en Mandalay, el corazón religioso de Myanmar, los monjes de grandes monasterios dijeron que los números eran de 20 a 30 por ciento menores que antes de la ofensiva.

La junta además llamó a veintenas de altos abades para decirles que mantengan vigilados a sus órdenes jóvenes.

"Nuestro abad nos dijo que no protestáramos de nuevo. Dijo que nos dispararán y que moriremos. ãQué podemos hacer? No tenemos armas," comentó un joven de 23 años en un gran monasterio de Mandalay. "Pero si encontramos la posibilidad, lo volveremos a hacer. Este gobierno no sirve," agregó.

En la ciudad de Pakokku, donde el trato con mano dura de los monjes por parte de los soldados y matones pro militares a comienzos de septiembre provocó la revuelta monástica nacional, el régimen parece estar tomando medidas para asegurarse de que no se repita.

En los monasterios hay agentes encubiertos y un líder pandillero local conocido como "El Sr. 2 por 1," por el grueso bastón de madera de 5 centímetros con que golpeó a monjes y manifestantes, está tras las rejas para evitar protestas, dijo un residente.

(Editado en español por Patricia Avila)

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