30/4/08

Zoya Phan: "Yo dialogaría con el asesino de mi padre"

Mientras ella trabajaba por los derechos humanos, su padre, el líder birmano Mae Shan, fue asesinado y su madre murió en un campo de refugiados.

 Foto:  SANTIAGO BARTOLOMÉ
Foto: SANTIAGO BARTOLOMÉ
GASPAR HERNÀNDEZ
--Usted creció en la selva. ¿Cuál es su relación con la tierra?
--Para los animistas, la naturaleza es la parte más importante de nuestra existencia: la naturaleza lo es todo. Tanto mi padre como mi madre me criaron en ese entorno y fuimos a la selva con mi hermano cuando la junta militar birmana bombardeó nuestro pueblo. En el pueblo karén se considera una tradición fundamental el culto a la naturaleza.

--¿Qué hacía en la selva?
--Nadar con mis padres, pescar, coger setas, flores y mangos. Y estar en contacto con los espíritus.

--¿...?
--Nosotros creemos en los espíritus Nagas que viven en la naturaleza.

--¿Dónde están los espíritus?
--En las montañas, en los seres humanos, en los campos de arroz. Reverenciamos al arroz.

--¿Literalmente?
--Sí. Para nosotros la planta del arroz es la más importante. Cuando plantamos arroz, lo reverenciamos, porque su espíritu nos salva la vida. Lo respetamos tanto que cuando crece le hacemos una ofrenda para agradecerle que nos haya salvado la vida.

--¿Dónde podemos encontrar más espíritus?
--En los árboles. Cuando vemos un árbol muy grande, los karén decimos: "Qué gran espíritu tiene". Y le damos comida y flores para alimentar su espíritu. Cuando nací, mi padre me cortó el cordón umbilical, escaló una montaña y debajo del árbol más grande que encontró hizo un agujero, enterró el cordón umbilical, rezó al árbol y le pidió que me convirtiera en una persona noble y útil para la gente. Y me puso el nombre de una revolucionaria rusa que luchó contra la ocupación nazi.

--Y ahora usted se dedica a luchar por los derechos de los birmanos.
--Quiero que Birmania tenga libertad y democracia, la misma libertad que tienen en Catalunya. Ojalá el Gobierno catalán presione al español y a la comunidad internacional. En Birmania, la gente tiene mucho miedo, no tiene derechos. Ahora mi trabajo consiste en ayudar a los desplazados internos y colaborar en la democratización. No quiero vivir bajo la dictadura birmana el resto de mi vida, y tampoco quiero ser una refugiada para siempre.

--¿Qué le enseñó su padre?
--Que tenía que sembrar una semilla para lograr la dignidad y la libertad de mi pueblo y del mundo.

--Su madre murió hace cuatro años, en un campo de refugiados.
--Sufrió un ataque al corazón. En el campo no tenían nada para hacer frente al ataque y, como tampoco podía salir, murió.

--Tiene usted 27 años y lo ha pasado muy mal. ¿Le falta amor?
--Tengo a mis hermanos. Mis padres me querían mucho, pero no me pudieron expresar todo su amor, o al menos no tanto como hubieran querido porque estaban ocupados trabajando para que en mi país hubiese dignidad y justicia. Ahora están muertos, pero su espíritu vive en mí. El régimen los ha matado, pero no podrá matar su espíritu.

--En febrero asesinaron a su padre. ¿Siente odio?
--Siento mucha oscuridad.

--¿Eso es odio?
--Estoy muy triste y, en cierto modo, ofuscada.

--Dicen de usted que es un ejemplo a seguir por su actitud de diálogo y no violencia en cualquier circunstancia. ¿Se puede resolver un conflicto con la no violencia?
--La no violencia es el arma más poderosa. Con la no violencia podemos encontrar soluciones genuinas a los conflictos. A cualquier conflicto.

--Si se encontrase cara a cara con el asesino de su padre, ¿qué haría?
--Si supiera con seguridad que es el asesino de mi padre, no lo mataría, ni mucho menos. Le preguntaría por qué lo mató. Dedicaría todo el tiempo del mundo a dialogar con él.

-¿...?
--Sí, dialogaría con el asesino de mi padre. Y no solo eso. Intentaría cambiar su corazón y hacer de él una buena persona. No le quepa duda.

-¿No se vengaría?
--No creo en la venganza. Creo que tenemos que tener un enfoque positivo hacia el mundo.

--¿Es usted budista?
--No. Ahora mismo no me planteo nada que tenga que ver con religiones. No tengo tiempo.

--Si se encontrase cara a cara con Bin Laden, ¿también hablaría con él?
--No dudaría en hablar con Bin Laden, aunque tendría que cambiar por completo mi punto de vista. La naturaleza de un terrorista y la naturaleza del resto de los seres humanos son muy distintas. Pero tenemos que dialogar con ellos, aunque, en el caso concreto de Bin Laden, preferiría que dialogase con el Tribunal Penal Internacional.

El Periodico

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