EFE - UnionRadio
La ONG Human Rights Watch (HRW) denunció hoy que el régimen militar de Birmania (Myanmar) continúa reprimiendo a su pueblo cuando se cumple un año de las protestas a favor de la democracia aplastadas por el Ejército.
"La comunidad internacional debería pedir responsabilidades al Gobierno birmano por la brutal represión contra los monjes, activistas y civiles que se manifestaron en septiembre de 2007", señaló el colectivo de derechos humanos en un comunicado.
La subdirectora de HRW en Asia, Elaine Pearson, subrayó que los gobernantes birmanos respondieron con "violencia y desprecio" a las ansias democráticas de los ciudadanos y agregó que "aunque algunos activistas políticos han sido liberados, otros están siendo detenidos y miles permanecen en las cárceles".
El pasado 23 de septiembre, el Consejo para el Desarrollo y la Paz del Estado (SPDC, en sus siglas en inglés), como se conoce al Gobierno birmano, liberó a 9.002 prisioneros, entre los que se encontraban varios activistas políticos, incluido el veterano periodista U Win Tin, de 78 años y detenido desde 1989.
Sin embargo, HRW recuerda que solamente en agosto y septiembre de 2008 la Junta Militar ha arrestado a unos 39 activistas pro democráticos y sentenciado a 21 con penas de cárcel.
La SPDC mantiene en la cárcel a 2.100 prisioneros políticos, incluidos 800 arrestados durante las manifestaciones del año pasado.
Según testigos, una persona murió y otras tres resultaron heridas en una explosión ocurrida ayer frente al Ayuntamiento de Rangún, la antigua capital de Birmania, un día antes del aniversario de las protestas antigubernamentales.
El 26 de septiembre del 2007, miles de personas se echaron a la calle para exigir reformas democráticas a la Junta Militar, en el mayor levantamiento popular desde 1988.
El régimen reconoce unos 15 muertos en la represión de las protestas del 2007, pero la ONU eleva el saldo mortal a más de 30 y la oposición calcula unos 200 fallecidos y cerca de 6.000 detenidos, entre ellos varios cientos de monjes budistas.
Birmania está gobernada por los militares desde 1962 y no celebra elecciones democráticas desde 1990, cuando el partido oficial perdió estrepitosamente ante la líder opositora Aung San Suu Kyi y su partido, la Liga Nacional para la Democracia, unos comicios cuyos resultados jamás fueron reconocidos por los generales.
Suu Kyi, galardonada con el Nobel de la Paz en 1991, ha pasado bajo arresto domiciliario casi 13 de los últimos 19 años.
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