"Exhorto al Gobierno de Birmania a contestar positivamente y sin más dilación a nuestras específicas sugerencias", aseguró Ban, quien insistió además en que no viajará a ese país hasta que no vea que existe la "atmósfera oportuna".
En concreto, reclamó el inicio de negociaciones con la oposición y la liberación inmediata de todos los presos políticos, incluida la premio Nobel de la Paz y líder de la oposición birmana, Aung San Suu Kyi, quien lleva bajo arresto domiciliario desde 2003 por desafiar a la dictadura.
Tras reunirse con el llamado Grupo de Amigos de Birmania (al que pertenecen Estados Unidos, China, la Unión Europea y países del sureste asiático), Ban dijo haber tomado nota de su preocupación por "los recientes excesos del Gobierno de Birmania", lo que "socava las posibilidades de reconciliación nacional, transición democrática y respeto de los derechos humanos".
"Es necesario que todas las partes implicadas en cualquier aspecto realicen esfuerzos para avanzar", apuntó el secretario general, quien también reiteró su permanente compromiso con el caso de Birmania, tal y como le pidió que hiciera la Asamblea General de la ONU.
En su opinión, "todos los estados miembros con capacidad, en especial los del Grupo de Amigos, deberían utilizar su influencia y todas las herramientas que tengan para presionar al Gobierno de Birmania a que cumpla con sus compromisos".
Ban rehusó sin embargo valorar las medidas concretas adoptadas o que podrían adoptar los países de la región, entre ellas la presión a través de compañías energéticas con intereses en Birmania.
"Como he repetido en muchas ocasiones, estoy preparado para volver a viajar a Birmania y continuar con mis consultas sobre asuntos políticos y humanitarios, pero necesito ver el momento oportuno para hacerlo", explicó el surcoreano.
"En este momento no veo que la atmósfera sea la correcta, pero sigo comprometido y dispuesto a viajar en cualquier momento cuando pueda tener expectativas razonables de que mi visita va a tener sentido y ser productiva", indicó al respecto.
Esta semana 112 ex presidentes y primeros ministros de más de 50 Estados miembros de Naciones Unidas enviaron una carta al secretario general en la que reclamaban que presionara al régimen militar de ese país.
Los ex mandatarios le pedían que viajara a Birmania antes de que acabara el año e intercediera en la liberación de los 2.200 prisioneros políticos que, aseguran, hay en sus cárceles.
La iniciativa fue impulsada por Kjell Magne Bondevik, ex primer ministro de Noruega, y fue secundada por Tony Blair, George W. Bush, Jimmy Carter, Jacques Delors, Vicente Fox, Mijaíl Gorbachov, John Howard, Lionel Jospin, Junichiro Koizumi, John Major, Romano Prodi, José Ramos-Horta, Margaret Thatcher y Alejandro Toledo, entre otros.
Esta misma semana se conoció que dos periodistas birmanos fueron condenados a sendas penas de siete años de cárcel por oposición a la Junta Militar por tener un informe de la ONU sobre la situación de los derechos humanos en el país.
En las últimas dos semanas, más de cien opositores, entre ellos intelectuales y monjes budistas, han sido condenados a pasar en algunos casos hasta 68 años en prisión por haber participado en las manifestaciones antigubernamentales de septiembre de 2007, brutalmente sofocadas por los soldados birmanos.
Amnistía Internacional ha denunciado que la Junta Militar, que gobierna el país desde 1962, mantiene entre rejas a cerca de 2.200 presos políticos, la mayoría de los cuales malviven en condiciones infrahumanas y son habitualmente torturados. EFE
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