17/7/09

Hillary en Asia, segunda ronda

La secretaria de Estado, Hillary Clinton, durante una rueda de prensa sobre política exterior. (Foto EFE)

Por Simon Tay - Diario Las Américas


SINGAPUR – La Secretaria de Estado de EE.UU. Hillary Clinton tiene programado viajar a Asia nuevamente en julio para reunirse con los ministros de exteriores del Foro Regional de la ASEAN y visitar la India. En su primer viaje a Asia, realizado en febrero, mostró un bienvenido contraste con el pasado, gracias a su apertura a las visiones ajenas, su disposición a cooperar y el poder que le daba su carácter de estrella política. Hizo que los asiáticos miraran Estados Unidos con nuevos ojos.

Sin embargo, esta gira tendrá más dificultades. Un reto es que parte del guión de Estados Unidos y Clinton no está siendo escrito por ellos. Corea del Norte debe ser parte de los temas a tratar, tras sus pruebas con misiles, así como Myanmar, puesto que sus generales persisten en perseguir judicialmente a Aung San Suu Kyi, la detenida política más famosa del planeta, con acusaciones triviales.

Después de todo lo que ha ocurrido en las últimas semanas, el umbral para considerar que una gestión ha sido un éxito no se puede poner muy alto. Nada positivo ocurrirá si EE.UU. condena unilateralmente a estos dos difíciles regímenes, por lo que un objetivo clave de la visita de Clinton debe ser concertarse con los líderes asiáticos presentes en el Foro Regional de la ASEAN.

En cuanto a Myanmar, sus vecinos y co-miembros de la ASEAN (Indonesia, Singapur, Malasia y Tailandia) también están preocupados de la continua persecución judicial de Suu Kyi. Estados Unidos debería comenzar a trabajar en conjunto con estos países, no sólo en este tema, sino también acerca de las elecciones que la junta militar de Myanmar ha prometido para el año 2010. Deberían presionar colectivamente para recibir garantías de un proceso libre y justo, con el fin de evitar desórdenes como los ocurridos tras las elecciones iraníes.

Indonesia puede ser un aliado. Tras décadas de autocracia, este vasto país-archipiélago acaba de llevar a cabo unas elecciones presidenciales que han afianzado su transición a la democracia. India, orgullosa de su tradición democrática y recién finalizadas sus propias elecciones, comparte frontera con Myanmar y también puede ayudar en las iniciativas que se emprendan.

En enfoque con respecto a Corea del Norte es similar. Kim Jong-il es un chico malo que quiere atención e incentivos para portarse bien. En lugar de debatir con sus contrapartes, Clinton debe asegurarse de que otros países de las conversaciones a seis partes, especialmente China y Corea del Sur, estén en su misma sintonía.

En ambos temas hay poca capacidad para utilizar medidas de fuerza, ni presión suficiente como para que haya soluciones en el corto plazo. Por consiguiente, los esfuerzos diplomáticos deben apuntar más bien a unir a los estadounidenses y a los asiáticos que tienen una visión similar en una causa común, para impulsar avances en el mediano y largo plazo. Es necesario integrar a otros actores, especialmente los anfitriones del Foro Regional, la ASEAN y Tailandia. Se debe dar forma a una comunidad moral en Asia, que desplace el cinismo de los típicos cálculos de poder y permita adoptar una actitud correcta y eficaz.

En todo esto, China es el “dragón peso pesado”. Ya ha estrechado vínculos con la ASEAN y es un actor clave con respecto a Myanmar, Corea del Norte y otros asuntos difíciles. Parece estar emergiendo una “zona económica del bambú”, que quizás termine reemplazando los actuales vínculos transpacíficos centrados en Estados Unidos, que están debilitándose.

Este es el contexto de la visita de Clinton a India también. Se le debe reconocer a la administración de George W. Bush el haber dado un merecido reconocimiento a la India, pero esto se hizo principalmente de manerabilateral. Estados Unidos debe potenciar esta relación y hacerla actuar en asuntos regionales, e incluso globales.

Además de su propio trabajo, es probable que Clinton reciba además una avalancha de peticiones relacionadas con el Presidente Barack Obama. Aún no se confirma cuándo visitará Asia, aunque muchos esperan que asista a la Cumbre de Cooperación Económica del Asia-Pacífico, que se realizará en Singapur en noviembre.

China, Japón e Indonesia deben estar entre las prioridades de Obama, pero muchos otros clamarán por una visita del Presidente a sus capitales. Clinton y la administración de EE.UU. harían bien en decidir qué solicitudes no buscan más que una “oportunidad de salir en la fotografía”, y confinarlas a reuniones complementarias a las de la APEC. Estados Unidos debe insistir en una agenda sustancial como precondición para una visita de Obama. En China, por ejemplo, Clinton pudo establecer una agenda para el trabajo conjunto de los dos países acerca del cambio climático. Ahora es necesario preparar los planes y recursos.

Clinton ha reabierto las puertas para Obama en Asia con encanto y confianza. Obama finalmente vendrá a Asia rodeado de muy grandes expectativas y una alta estima. Si bien su carisma y apertura al diálogo serán cualidades que todos esperarán, también se evaluará la sustancia que haya en los encuentros, como un aspecto que se necesita con urgencia. Después de todo, en noviembre ya habrá pasado un año desde el comienzo de la crisis global en Estados Unidos, y Obama y su equipo deben mostrar perspectivas de recuperación tangibles. El liderazgo estadounidense, tanto en el mundo como en Asia, ya no se puede dar por hecho: se debe ganar.

Simon Tay es Presidente del Instituto de Singapur para Asuntos Internacionales y miembro de la Asia Society.

Copyright: Project Syndicate, 2009.

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Traducido del inglés por David Meléndez Tormen.

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