GEORGINA HIGUERAS - Madrid - 12/11/2010 - El Pais
El símbolo de la resistencia birmana, Aung San Suu Kyi, vislumbra su libertad. La Junta ha firmado el decreto, según han indicado varios funcionarios aunque no está confirmado oficialmente. Pero la esperanza se vive ya en las calles de Yangón, la antigua capital, donde miles de simpatizantes de la Mandela asiática han comenzado a concentrarse en los alrededores de la sede de la ilegalizada Liga Nacional para la Democracia (LND), el partido con el ganó por absoluta mayoría las elecciones de 1990, una victoria que los militares nunca reconocieron y trataron de tapar encerrando a Suu Kyi.
La Nobel de la Paz ya advirtió a través de su abogado Nyan Win, que su puesta en libertad tendría que ser como hasta ahora ha exigido "incondicional". Después de más de 15 años de los últimos 21 bajo arresto domiciliario, Suu Kyi no ha negociado con los generales, ni aceptado "ningún tipo de rebaja" en sus derechos de movimiento, expresión y reunión.
Nyan Win ha declarado que la libertad de su defendida no es ninguna regalía de la Junta puesto que su última condena a 18 meses de arresto expira mañana, sábado, y no existen nuevos cargos contra este icono de la democracia. Además, seis días después de que celebraran las elecciones organizadas por los generales para mejorar su imagen internacional, un nuevo proceso contra Suu Kyi sería devastador para el régimen que ya sufre sanciones internacionales.
Los seguidores de Suu Kyi, de 65 años, consideran que la Junta organizó el calendario electoral de manera que se garantizara que la líder de la LND no podía participar. Al mismo tiempo, la orden de disolución del partido ha favorecido que algunos de sus miembros se integraran en las otras 37 formaciones políticas autorizadas a presentarse en los comicios. Lo que también podía debilitar las bases de Suu Kyi.
Para evitar una entrada masiva en el Parlamento de diputados que puedan volverse contra los generales, la Junta dispuso que el 25% de todos los escaños tanto a nivel central como regional quedarían reservados a los militares en uniforme, además de apoyar masivamente a la formación creada para meter a todos sus mandos pero vestidos de civiles: el Partido de la Unión Solidaria y el Desarrollo (USPD, en sus siglas en inglés), en cuyas listas estaban 27 ministros de la Junta que habían colgado el uniforme. Como estaba previsto, de los peldaños atribuidos hasta ahora por el lento recuento, el USPD se ha hecho con la mayoría.
Pese al silencio reinante en Naypidaw, la nueva capital del régimen, la alegría se percibe en los alrededores de la casa de la dirigente democrática. El menor de sus dos hijos, Kim Aris, que hace 10 años que trataba en vano de obtener un visado para poder visitarla, recibió ayer el permiso de viaje de la Embajada birmana en Bangkok. Todo apunta a que nos encontramos en las horas finales de un largo encierro.
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